La batalla del Intrepid by Payne Harrison

Author:Payne Harrison
Language: es
Format: mobi
Tags: prose_contemporary
ISBN: 9788440622761
Publisher: Ediciones B, S.A.
Published: 2011-12-10T23:00:00+00:00

Día 3, 1345 hora Zulú; 8.45 A.M. hora local

CABO CAÑAVERAL, FLORIDA

El «señor Tompkins», que primero se había convertido en «cartero», era ahora el técnico en energía Leland que conducía su sedán Toyota a través de Indian River en la Entrada Oeste de la NASA, aproximándose al Centro Espacial Kennedy (KSC).

La razón por la que había habido que «sacar de en medio» —eufemismo del KGB por «asesinar»— a Leland era el sistema de seguridad del Centro Kennedy, y en particular de las Torres 39A y 39B que dirigían el tráfico de transbordadores. Para lograr acceso a la zona de aparcamiento de los trabajadores, un intruso debía tener el emblema adecuado en el parabrisas. Si lo tenía, era autorizado a pasar por la guardia de seguridad de la entrada principal. No era ningún problema obtener un emblema falso en el Centro Moscú; el señor Tompkins lo había conseguido con frecuencia. El apoderarse del Toyota de Leland había sido más una comodidad que una necesidad.

Pero más allá de la zona de aparcamiento, el acceso a la zona de las torres era un poco más complicado. Los técnicos que trabajaban en la torre 39A tenían que pasar por un edificio de acceso/vestuario, que era el único camino a través de la cerca de tres metros de altura, cargada de sensores, que rodeaba todo el complejo. En este edificio los técnicos podían cambiarse la ropa y ducharse si lo deseaban, y allí era donde se controlaba el acceso a través de la cerca de seguridad. Los trabajadores tenían que pasar a través de un «guardaganado», donde un guardia comprobaba la tarjeta de identidad con foto del trabajador, comparaba su nombre con el de la lista de acceso permitido, y firmaba su ingreso o no. Los horarios de los turnos de trabajo en las torres eran siempre muy irregulares antes de un lanzamiento; un técnico podría trabajar diez horas, retirarse durante seis, y luego volver para otro turno de doce horas. Por eso había que sacar de en medio a Leland. De nada serviría que Tompkins apareciera fingiendo ser Leland cuando Leland ya había entrado, o que Leland apareciera cuando Tompkins ya había entrado al complejo fingiendo ser leland. Eso hubiera sido como decírselo todo al guardia.

Durante dos años, Tompkins había estudiado fotografías del Centro Espacial Kennedy, había seguido a varios trabajadores hasta sus casas y había investigado sus horarios de trabajo, utilizando equipos especiales para hacer fotografías desde fuera. Además, había pegado un emblema falso en el parabrisas de un camión Chevy y lo había dejado en la zona de aparcamiento de los trabajadores para estudiar los movimientos, procedimientos y cambios de guardia del edificio de acceso. Había elegido a Leland después de una cuidadosa evaluación que le indicó que el individuo era soltero y que aparentemente tenía una vida social escasa. Probablemente su cadáver no sería descubierto durante varios días.

El señor Tompkins recibió autorización para pasar por la guardia de seguridad apostada a la entrada de la puerta 3T, después giró a la izquierda en dirección al Aparcamiento Norte.

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